Jul 27, 2012Ana CaballeroNoticiasComentarios desactivados en La verdadera historia de las Olimpiadas
Las Olimpiadas se inauguraron por primera vez dos años antes de que se inventaran los deportes, por lo cual tuvieron que ser canceladas por falta de participantes. Fue entonces cuando el célebre filósofo María Luisa Gordopilópulus, dueño del estadio, se entregó a la vida fácil desengañado por los acontecimientos.
En sus orígenes los Juegos Olímpicos constaban de tan solo dos pruebas: la del alcohol y la de la rana. En la primera, los atletas debían soplar por un tubo para contabilizar la cantidad de vino griego ingerido. En la prueba de la rana los atletas puntuaban de acuerdo con el estado de embarazo alcanzado. Ostentó el récord absoluto de ambas pruebas durante mucho tiempo el atleta Josefina Rioja, que dió a luz a unos gemelos alcoholizados en el transcurso de una edición.
La competición nació como una muestra de gratitud ofrecida a los dioses del monte Olimpo, entre los que se encontraban los propios dioses y algunos parientes que habían venido de otros montes de visita.
Emotivas resultaron las palabras pronunciadas por Zeus en su discurso de bienvenida durante la primera ceremonia de inauguración: «Mortales, compañeros griegos, antes que nada que os quede muy clarito que yo soy dios y vosotros no. Y ahora cogiéndonos las manos vamos a cantar todos: «Antón, Antón, Antón Pirulero, cada cual, cada cual, que atienda su juego… olímpico».
La idea inicial de esta fiesta deportiva fue el intento de acercamiento de los pueblos. Con este motivo Esparta se trasladó a 5 kilómetros de Atenas, mientras que los chinos, ajenos a todo esto, seguían a lo suyo. El primer estadio fue construido en la ciudad de Limpia. Para su construcción fue necesario edificarlo, porque primero colocaron los planos en el suelo, pero se quedaba pequeño.