Primicia mundial. El primer presidente de Estados Unidos estaba convencido de que la cría de mulas era un factor decisivo para el desarrollo del nuevo país, al tratarse der un animal de tiro con una docilidad y una eficacia muy superior a la del caballo o los bueyes. La mula procede de la hibridación de un burro y una yegua. Washington tenía buenas yeguas pero se empeñó en conseguir el mejor burro del mundo. Un ejemplar de quince manos de altura que estaba en Zamora, España, y que, tras muchos ruegos y maniobras diplomáticas, el rey Carlos III le envió en un barco a cargo de Pedro el mulero. Esta es la historia, reconstruída por Deb Collins Kidwell y contada por Guillermo Fesser en La Brújula de Onda Cero.