Los experimentos fotográficos de Adolfo Rancaño
Adolfo Rancaño es un chiquillo inquieto; para que nos vamos a engañar. Ya desde que cayó en sus manos la primera máquina de fotos empezó a disparar y no dejó a ningún retratado vivo. El problema es que, mientras el fijaba la cámara, los protagonistas se le desplazaban por el paisaje y las postales les salían movidas. Así que se apuntó a un curso de Todo Lo Que Usted Quiso Saber Sobre Fotografía en 24 Horas y le aprobaron. Ahora ha aprendido a moverse él, alrededor de los sujetos que retrata, y ya no se mueve ni San Pedro. Llegó al estudio de radio de Gomaespuma hace algunos años y nos enseñó el invento (pincha en este enlace si quieres ver el resultado) y, como vió que era bueno, siguió disparando.
Hace poco los del Ejército del Aire le dejaron subirse a uno de sus cacharros. El resultado es impresionante porque este Rancaño, cuando quiere, puede. Súbete tú también a un helicóptero y comprueba el mundo desde las alturas, que sabemos que te gustan mucho los aparatos voladores y jugar a darle a los botoncitos para cambiar la perspectiva:
Especial Patrulla Aspa en Granada
Especial maniobras de rescate
PD.- Adolfo, que además de buen fotógrafo es un chico de los que dan las gracias, nos pide que desde aquí expresemos su agradecimiento infinito a quienes hicieron posible esta aventura fotográfica: el Comandante Carlos Martínez Pagán y el Coronel Jefe Ángel Varcárcel. Y también a los pilotos de la Patrulla Aspa del Ala 78 (Base Aérea de Armilla, Granada), que son unos pedazo de profesionales y seguro que todavía se están acordando de los numeritos que les hacía hacer Adolfo.
